miércoles, 3 de noviembre de 2010
Poesias perdidas XXVII – En un tiempo atrás
Dicen las leyendas
que en un tiempo atrás,
los sueños se hacían realidad.
El mundo lo podías cubrir de rosa,
y correr tras el frenesí
hasta un bello lugar,
donde las hadas podían dormir
bajo la luz de un cálido sol.
que en un tiempo atrás,
los sueños se hacían realidad.
El mundo lo podías cubrir de rosa,
y correr tras el frenesí
hasta un bello lugar,
donde las hadas podían dormir
bajo la luz de un cálido sol.
Ahora miro desde la ladera,
y corro para ver mi angustia subir,
por montañas escarpadas,
ni el ego se molesta en subir,
donde el amor se niega a llegar.
y corro para ver mi angustia subir,
por montañas escarpadas,
ni el ego se molesta en subir,
donde el amor se niega a llegar.
Un anciano ha pasado a mi lado,
llevaba un viejo bastón,
casi no podía hablar,
entre susurros me habló
y un consejo me dio.
llevaba un viejo bastón,
casi no podía hablar,
entre susurros me habló
y un consejo me dio.
-Se autentico como el cielo,
aunque las nubes te intenten cubrir,
ármate de paciencia,
y cuando ellas se vayan de ti,
entonces, permite que millares de flores
bajo tu mirada puedan nacer
y solo así,
el mundo será de colores,
tantos como puedas imaginar.-
aunque las nubes te intenten cubrir,
ármate de paciencia,
y cuando ellas se vayan de ti,
entonces, permite que millares de flores
bajo tu mirada puedan nacer
y solo así,
el mundo será de colores,
tantos como puedas imaginar.-
Así fue como tras la llegada de aquel sabio,
los bellos sueños volvieron a resplandecer,
tras designios de grandezas,
y el amor de un corazón,
tras las nubes de tu pasión.
los bellos sueños volvieron a resplandecer,
tras designios de grandezas,
y el amor de un corazón,
tras las nubes de tu pasión.
LA ROSA QUE YA NO EXISTE
Ayer me dijo mi hijo: “Papá, quiero que me tomes una foto junto al rosal que planté. Acaba de abrirse una rosa increíble”. Yo le respondí: - Sí hijo, mañana tomaremos esa foto. Al día siguiente, la rosa ya no existía.
El viento de la noche la deshojó en silencio. Cuando abrí la puerta del jardín, con la cámara en la mano, dispuesto a hacer hoy lo que debía haber hecho ayer, era demasiado tarde. La mirada de mi hijo se me clavó en el alma.
¿Cuántas veces en la vida, lo que se tiene que hacer hoy, se deja para mañana?
Los resultados son tristes, el tiempo no pasa en vano; bastan a veces unas horas, unos minutos, unos segundos para que todo sea distinto... Era una rosa bella, sus pétalos amarillos lucían la mañana de ayer en forma espléndida, su apariencia era en verdad impresionante. Pero esa rosa ya no existe. Sólo unos pétalos en el pasto, sólo un tallo espinoso meciéndose burlonamente, y era la única rosa del rosal, la única.
En la vida de todo ser humano puede repetirse lo que me sucedió a mí ese día. En la vida alguien puede decirnos: “Por favor, ¿podrías decirme...?” “¿Podrías darme...?” “¿Podrías prestarme...?” Y nosotros también podemos contestar: “Mañana.”
¡Cuidado!, bien dice el proverbio: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. El pasado ya no existe; mientras escuchas mis palabras, el presente se diluye como agua cristalina en un cedazo. Y cuando menos lo pienses, todo será “ayer”. Del ayer, no rescatamos nada.
Si acaso, aquel recuerdo, aquella melodía, aquel deseo perdido, aquella ilusión despedazada. Del ayer, no queda nada. Sólo un mundo imposible que nace y muere en un suspiro.
Piénsalo bien: Haz hoy lo que tengas que hacer, olvídate del mañana, vive hoy. No te vaya a suceder que Dios te pida un día algo y te halles en la misma angustia de querer fotografiar, la rosa que ya no existe.
El viento de la noche la deshojó en silencio. Cuando abrí la puerta del jardín, con la cámara en la mano, dispuesto a hacer hoy lo que debía haber hecho ayer, era demasiado tarde. La mirada de mi hijo se me clavó en el alma.
¿Cuántas veces en la vida, lo que se tiene que hacer hoy, se deja para mañana?
Los resultados son tristes, el tiempo no pasa en vano; bastan a veces unas horas, unos minutos, unos segundos para que todo sea distinto... Era una rosa bella, sus pétalos amarillos lucían la mañana de ayer en forma espléndida, su apariencia era en verdad impresionante. Pero esa rosa ya no existe. Sólo unos pétalos en el pasto, sólo un tallo espinoso meciéndose burlonamente, y era la única rosa del rosal, la única.
En la vida de todo ser humano puede repetirse lo que me sucedió a mí ese día. En la vida alguien puede decirnos: “Por favor, ¿podrías decirme...?” “¿Podrías darme...?” “¿Podrías prestarme...?” Y nosotros también podemos contestar: “Mañana.”
¡Cuidado!, bien dice el proverbio: “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”. El pasado ya no existe; mientras escuchas mis palabras, el presente se diluye como agua cristalina en un cedazo. Y cuando menos lo pienses, todo será “ayer”. Del ayer, no rescatamos nada.
Si acaso, aquel recuerdo, aquella melodía, aquel deseo perdido, aquella ilusión despedazada. Del ayer, no queda nada. Sólo un mundo imposible que nace y muere en un suspiro.
Piénsalo bien: Haz hoy lo que tengas que hacer, olvídate del mañana, vive hoy. No te vaya a suceder que Dios te pida un día algo y te halles en la misma angustia de querer fotografiar, la rosa que ya no existe.
FRASES DEL AMOR
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Te imagino en la distancia, llena de suspiros de amor y sosiego, con tu mirada perdida en la soledad y con un beso que desea escapar de tus labios hacia los míos.
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